Un día típico incluye la llegada de los empleados, la visita de clientes habituales o potenciales, reuniones y más reuniones, derrames de café en la cocina o en la mesa, el uso de microondas y menaje varias veces al día, sin olvidar el uso constante de ordenadores, teclado y ratones.
Si algo hay en el lugar de trabajo es mucha vida y ajetreo, lo que significa que cada día se acumula mucha suciedad, no solo superficial sino también un aglomerado que precisa de una limpieza mucho más a fondo. Hoy en día es más común que nunca que las oficinas cuenten con servicios de limpieza de forma periódica que permita realizar una limpieza profunda.