Generalmente, la limpieza debe
preceder a la desinfección, ya que la suciedad puede interferir con la acción
de los desinfectantes. La limpieza se realiza de forma regular para mantener un
ambiente libre de suciedad visible, mientras que la desinfección se aplica
después de la limpieza, especialmente en superficies de alto contacto y en
situaciones de riesgo elevado de transmisión.
En conclusión, la prevención efectiva
de la propagación de patógenos en espacios de alto tránsito requiere una
estrategia multifacética que combine una limpieza rigurosa con métodos de
desinfección apropiados, adaptados a las necesidades específicas de cada
entorno. La inversión en herramientas y productos de calidad, junto con la
experiencia de profesionales como
Net Integral, resulta fundamental para establecer y mantener los
más altos estándares de higiene, protegiendo así la salud y el bienestar de la
comunidad.